De la vivienda al hogar

Ebrosa

La primera impresión en la visita de una vivienda resulta crucial, pero no solo relacionada con la apariencia, sobre lo que profundizábamos en nuestro post sobre el home staging, sino vinculada a las emociones, a aquello que despierta en nosotros una vivienda. Se trata de un compendio de sensaciones tremendamente subjetivas que trascienden los meros rasgos objetivos, como el número de metros cuadrados, de habitaciones, baños…, de establecer una relación desde el primer momento con aquel que puede llegar a ser nuestro hogar.

 

Para que esa vivienda que visitamos pase a ser considerada un hogar, lo que no deja de ser un concepto teórico, es necesario que nos transmita que nos conoce, para que nos podamos reconocer en ella (en las vistas de las ventanas, en la distribución del espacio, acorde a nuestros hábitos y rutinas…), que sea acogedora, que nos sintamos seguros en ella, pues es la que nos prepara cada día para enfrentarnos a la realidad exterior… En definitiva, que de entre todas las viviendas en las que podríamos imaginarnos en nuestro día a día elijamos esa porque es la única que queremos que llegue a ser nuestro hogar.

 

En este proceso de observación y reconocimiento, necesitamos ser asistidos por profesionales que conozcan nuestras necesidades y sean capaces de anticiparse a ellas. En Ebrosa queremos darte un hogar. Por eso te proponemos que selecciones los materiales y calidades que quieres para tu casa a través del servicio PEP (Programa de Elección Personal), para que tu casa luzca como tú quieres, conscientes de que los elementos que conforman nuestro hogar nos definen y tan solo en los idóneos somos capaces de reconocernos.

 

Asimismo, en Ebrosa no perdemos de vista las nuevas funcionalidades que podemos darles a los espacios ni las potencialidades de las nuevas tendencias, a partir de la evolución de nuestros hábitos y dinámicas en el hogar. Por ello, en la fase II de la promoción Conde de Mayalde, que iniciaremos de manera inminente, incorporábamos un cambio: dejamos de vincular la actividad del lavado y planchado de la ropa con la cocina y la terraza tendedero para otorgarle un espacio propio, conscientes de su protagonismo, y ganando así en luminosidad en la cocina.